martes, 8 de octubre de 2013

El faro


   El faro:

 La historia cuando yo era pequeño. A mi me encantaba subir en barca, y a mi padre aún más verme feliz, todos los días me subía en una barca y me dirigía al horizonte, claro que vivíamos en una isla donde mi padre se encargaba de un faro, y en ese mismo edificio vivíamos solos.

 Pasaron los años y yo, como transporte, usaba naturalmente los barcos. Cada vez eran más modernos y grandes. Mi padre se preocupaba mucho cuando volvía tarde, pero era normal en un padre que vive solo con su hijo.

 Un día me tuve que ir a la universidad y me costó despedirme, mi padre tendría que vivir solo, y a su edad, no lo debería de estar. Todos los días, él, miraba al mar para esperar mi llegada siempre que iba a recoger las cartas que yo le mandaba. Pasaron las estaciones y él ya se hacía viejo, ya no podía ni andar con el bastón y en ese caso no rocogía las cartas del buzón.

 Cuando llegué al faro estaba en cama muy enfermo. Murió y me quedé solo, hasta que vinieron mi mujer y mi hijo conmigo a vivir al faro, ya entendía como disfrutaba mi padre al ver mi sonrisa. 

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